La nomenclatura de Luthier remite al laúd medieval. Algunos estudios concluyen que el primer instrumento se construyó hacia 1550. En ese año Gutenberg ya había impreso el primer libro en la imprenta de Mainz en Alemania; Vasari, primer historiador del arte, publicaba su enciclopedia de Tratados,Técnicas y Biografías Artísticas; el Renacimiento estaba en todo su apogeo; y en Venecia se desarrollaba la escuela policoral, marcando el estilo que conduciría al Barroco musical.
Desde el siglo XVIII, los cuatro centros de Luthería más famosos del mundo son Italia, Alemania, la República Checa y Francia.
Un buen Maestro Luthier fusiona artesanía y tecnología. Es un oficio que requiere largos años de estudio, práctica y conocimiento, sumados a las maderas de alta calidad, de abeto, arce, ébano, boj, palisandro…un sinfín de cepillos, gubias, limas, punzones, almeros y compases de precisión… Trementinas, balsámicos, propóleos, linazas, alcoholes, y un largo y delicado proceso manual que supera las 220 horas de trabajo.
Todo ello para construir el instrumento perfecto, que combine el sonido óptimo, resonancia y elegancia.
En resumen, casi magia.